Biografía

Mi nombre es Héctor Herrera Sanhueza, nací en Tomé, provincia de Concepción, octava región. Provengo de una familia de artistas; de mis tíos uno era poeta, otro pintor y otro diseñaba zapatos, los hacía maravillosos. Tomé es un pequeño puerto situado entre el mar y la cordillera de la Costa. Como me crié a la orilla del mar algo conozco de sus frutos como cholgas, ultes, estrellas de mar, locos y corvinas, pescados y caracoles. Y en los bosques de las montañas llenas de frutos silvestres, culebras y árboles olorosos como el queule, el litre, el hualle, los boldos, las nalcas, la murtilla y los encendidos copihues, pues de todo esto está nutrida mi obra.

 

Héctor Herrera en su taller de calle Piscis.

 

Héctor Herrera fue un destacado artista textil, dibujante y pintor chileno autodidacta, nacido en Tomé el 10 de agosto de 1926. Trabajó desde temprana edad realizando diversos oficios para sobrevivir y cooperar con el sustento familiar. Gracias a su tío, el pintor Raúl Sanhueza Valdebenito, descubrió su afición por el arte.

Tras el fallecimiento de su madre, antes de que cumpliera la mayoría de edad y sin completar su escolaridad, Herrera se trasladó a Santiago en busca de nuevas oportunidades. En la capital realizó distintos trabajos. En casa de Emilio Hermansen, donde ejerció como jardinero, este le enseñó técnicas de pintura. Hermansen se convirtió en su maestro y lo presentó en un taller de estampado donde aprendió el oficio textil junto al arquitecto Sergio González Hevia, Pablo Burchard Aguayo y Nemesio Antúnez, quienes lo incentivaron y orientaron para iniciar su carrera artística, además de entablar una profunda amistad.

Decidió dedicarse al arte, comenzó a exponer y formó parte de las Ferias de Artes plásticas realizadas en el Parque Forestal de Santiago a partir de 1959, en el cual participaban artistas, artesanas y artesanos, trabajando en vivo. Posteriormente se integró a los circuitos de las ferias de artesanía nacional, destacando su continua participación en la Feria de Artesanía tradicional organizada por la Pontificia Universidad Católica de Chile desde 1974.

 

Héctor Herrera junto a sus amigos artesanos, julio 1976.

 

Era un artista metódico y disciplinado, cultivó sus estudios leyendo, interiorizándose en la música, observando e inventando sus propias técnicas. Destacó por la precisión y prolijidad de su trabajo, el cual realizaba con materias primas de la mejor calidad y herramientas de su inventiva.

Sus telas fueron adquiridas por galerías, museos, hoteles e instituciones de todo el mundo y también por una gran cantidad de público que asistía a las ferias, o que lo visitaba en su taller.

Sus exposiciones comenzaron en 1950 y continuaron hasta el 1993, abarcando salas como el Instituto Chileno Norteamericano de Cultura, Instituto Cultural de Las Condes, Instituto Chileno Alemán de Cultura, Instituto Chileno Francés de Cultura, Galería Carmen Waugh, además de espacios museales y de arte en el extranjero.

Fuera del país sus participaciones más relevantes son la exposición en The Renaissance Society Chicago, junto al grabador Santos Chávez en 1969; una gira por Estados Unidos en 1970 invitado por el Departamento de Estado, que incluyó exposiciones en distintas ciudades del país, destacando la muestra en el Smithsonian Institution de Washington; la participación en la Bienal de São Paulo en el año 1975, junto a Rodolfo Opazo; y la participación en la Semana Latinoamericana de Arte de Frankfurt en Alemania en 1976. También realizó exposiciones en Uruguay, Francia, Alemania, Suiza e Italia.

 

Exposición en el Smithsonian Institution de Washington, 1970.

 

Su trabajo se consagra a nivel nacional con el tapiz creado para el edificio de la UNCTAD III en 1972, donde fue convocado a producir una obra junto a los más destacados artistas y exponentes de la cultura popular de la época. Actualmente el tapiz se encuentra en proceso de restauración.

En 1966 es invitado a participar de Arte de Pájaros, libro de poesía de gran formato y edición limitada, escrito por Pablo Neruda e ilustrado por Nemesio Antúnez, Mario Carreño, Mario Toral y él mismo. Más tarde Neruda lo bautizaría como “El Pajarero” a través de una poesía en su honor.

 

Héctor Herrera retocando los murales que realizó en “La Chascona”, casa de Pablo Neruda en Santiago.
18 de julio de 1986. Fotografía gentileza de Fundación Pablo Neruda.

 

En 1987, publicó las crónicas Historias de Altomé, libro ilustrado que relata su infancia y adolescencia en Tomé mediante anécdotas, sucesos históricos y vivencias personales.

Sus pájaros ilustraron las cajas de fósforos de la Compañía Chilena de Fósforos, vestuario, papeles murales, publicaciones y también tarjetas impresas en el taller de Santiago Nattino y pintadas a mano, las que eran muy solicitadas en las ferias de artesanía.

El legado de Herrera permanece fiel a su ciudad natal. No solo por su continuo regreso a lo largo de su vida y su participación activa en el Círculo de Bellas Artes de Tomé, sino que todo su imaginario artístico se origina y refleja en las vivencias de su infancia en esta ciudad.

A los 67 años, el pintor sufrió un accidente cerebro vascular (ACV) que le imposibilitó continuar su carrera artística. Herrera falleció años después, el día 16 de mayo de 2007.